Tras indagar sobre las razas que se mezclaban en su sangre, viajó por Tuvá, en plena Siberia, Osetia, Georgia, Armenia, China, Burkina Faso, Niger y Ghana, además de su Puerto Rico natal. Los trabajos son el resultado de esa búsqueda personal.
René Pérez Joglar, conocido como Residente desde sus tiempos al frente del combo puertorriqueño de rock alternativo Calle 13, acaba de lanzar su primer disco solista y presenta en el Bafici su documental que lo llevó a recorrer el mundo en busca de su ADN y dar forma a lo que definió como “un reto desde que me dijeron que era imposible hacerlo”.
“Me encantó que me dijeran que era un trabajo imposible y por eso decidí hacerlo. Hacer algo nuevo también me motivó a sentirme de nuevo como un estudiante porque me sentí así durante todo este período”, confesó Residente.
Hace algunos años Residente se hizo un examen de ADN y descubrió las razas que se mezclaban en su sangre y que lo llevaron a Tuvá, en plena Siberia, luego a Osetia, Georgia, Armenia, China, Burkina Faso, Niger y Ghana, además de su Puerto Rico natal.
En todo esos viajes, René decidió indagar en la música de cada región y de esa manera construyó el álbum “Residente” que tiene como base el hip hop y el rap pero adornados por la música de Siberia, Armenia, Mongolia, el blues y el gospel africano, entre otros estilos.
En este gigantesco trabajo de producción lo acompañó el argentino Rafa Arcaute, ganador de varios Premios Grammy, y el hondureño, criado en Los Angeles, Trooko, nuevo descubrimiento de la música negra en Estados Unidos.
– ¿Cómo fue interactuar con gente que habla otros idiomas?
– Estuve en rituales pequeños pero todo fluyó bien, estaban todos abiertos a conocerme también y la parte musical fue la que sirvió de conexión y fue el idioma universal. Y cuando no nos entendíamos aparecía un tambor y servía rápidamente de puente.
– ¿Encontraste raíces propias en Africa?
– Toda la conexión con Africa del oeste vive en nosotros, en Puerto Rico, porque allí está la clave musical que siempre visitamos también con Calle 13.
– ¿Qué músicas se despliegan en el continente africano?
– El afrobeat es más del centro africano, por la zona de Nigeria y lo árabe está en el norte porque tiene todo Egipto, Argelia, Marruecos y un montón de zonas que es esa mezcla del Africa negra con lo árabe. Pero definitivamente todos tenemos la influencia de Africa en la sangre porque de ahí viene la humanidad, estamos todos conectados con el continente africano.
– ¿Qué posibilita de distinto este paso respecto de lo hecho con Calle 13?
– Sentía que había un tipo de comodidad en Calle 13 y quería sentirme más incómodo y empezar algo de cero. Estaba buscando que no se pareciera a Calle 13 pero obviamente es difícil porque soy yo rapeando y haciendo la música, pero quería que fuese otra cosa y que fuese orgánico y preciso.
– ¿Cuál sería la carta de presentación que harías de este disco teniendo en cuenta que pasás por muchos instrumentos, tocás la parte apocalíptica de estos tiempos y otra más tribal?
– Este disco es el mejor trabajo que he hecho porque está todo dentro de un mismo concepto, algo que nunca había hecho en los discos anteriores. En los discos anteriores cada tema era un concepto, pero estos se conectan por el ADN y tienen un concepto sólido y bien pensado.
– ¿Hay una decisión de estética no llevar el disco al formato de la world music?
– Uno cae muy fácilmente de lleno en world music, tienes tantas herramientas e instrumentos que terminas en algo barroco, que es lo que no quería. No quería coger y hacer una canción de world music, que es lo que podía pasar con Calle 13 que capaz hacías “la cumbia”. Lo que yo quería era una visión de lo que entendí cuando llegué a cada uno de los lugares, no quería solo protegerme sino respetar la música de cada persona porque ¿cómo en dos semanas voy a poder hacer música tuvana? Es imposible.